> Verificar que no existan elementos que impidan la correcta apertura de la puerta (candados, portacandados, etc.) o que obstaculicen el recorrido de las hojas en su apertura (ganchos, cuñas, etc.).
> Revisar el conjunto hoja/marco para comprobar si tiene daños mecánicos que impidan su correcta apertura (alabeos, descuelgues, ralladuras, grietas, abolladuras, defectos de corrosión, etc.).
> Revisar la fijación de las bisagras y engrasar sus ejes.
> Revisar las holguras y ajustarlas, si fuese necesario, dentro de las tolerancias.
> Revisar la fuerza de desbloqueo de los dispositivos de apertura para comprobar que funcionan correctamente y no impiden la evacuación. Engrasar sus elementos móviles.
> Comprobar que la fuerza de giro de la puerta es la adecuada para el cierre total de la misma.
> Si lo hubiese, revisar y regular el dispositivo de cierre controlado o cierrapuertas.
> En puertas de dos hojas, comprobar que el mecanismo de cierre de la hoja pasiva funciona correctamente.
> En puertas de dos hojas, revisar el dispositivo de coordinación del cierre y ajustarlo si fuese necesario.
> Revisar las juntas intumescentes.
> Revisar las sujeciones y juntas del vidrio, así como roturas, grietas o defectos generales que este pudiera presentar.
> Comprobar el buen estado del bulón antipalanca.
> Comprobar que la placa de características de la puerta sea perfectamente visible.
> Si lo hubiese, revisar el dispositivo de retención electromagnética.