Las puertas cortafuegos solo protegen contra el fuego cuando están cerradas. La puerta debe estar cerrada para sellar la estancia y detener el fuego durante un cierto período de tiempo. Cuando la puerta contra-incendios está abierta y se produce un incendio, el fuego puede extendirse fácilmente a los demás compartimentos del edificio, ya que no hay ninguna barrera que lo impida.
Es importante dotar a la puerta de un dispositivo de cierre automático para asegurar que se cierre por sí misma en el caso de que alguien la deje abierta.
Los cierrapuertas son dispositivos de cierre diseñados para cerrar puertas batientes. La normativa exige que se utilicen en todas las puertas batientes cortafuegos. Los cierrapuertas también se pueden usar junto con electroimanes que mantienen la puerta abierta y solo sueltan la hoja de la puerta cuando se activa la alarma de incendio y se corta la corriente, permitiendo que funcionen los cierrapuertas.